Sinopsis:
Sobredosis de intriga y flores muertas en el
nuevo caso del inspector Monfort
En mayo de 2008 el grupo indie Bella & Lugosi
realiza un exitoso tour que termina en el nuevo Auditorio de Castellón. Antes
de cantar el último tema, una versión de los Rolling Stones, el vocalista, Joan
Boira, se retira un momento al camerino, del que ya no saldrá con vida.
El inspector Bartolomé Monfort apenas ha tenido
tiempo de asimilar la muerte de su madre, cuando debe incorporarse a la
investigación de la muerte de Boira, cuya causa parece ser una sobredosis por
heroína, algo extraño porque no consumía drogas ni bebía alcohol. Monfort acude
al lugar del crimen junto a Silvia Redó, que ha ascendido a subinspectora. En
colaboración con el nuevo agente de la Científica, Robert Calleja, Monfort y
Redó investigarán un caso repleto de intriga y giros inesperados.
Reseña:
Nuevo
caso para el inspector Monfort acompañado de sus habituales compañeros, entre
ellos Silvia Redó, recién ascendida a subinspectora, en que tendrá que
investigar la muerte de Joan Boira, un cantante de éxito.
Castellón
vuelve a ser escenario principal de esta trama en la que la música está siempre
presente al igual que la gastronomía, algo que hace de Monfort un personaje más
creíble y cercano, toda vez que este inspector es un tipo que no se anda por
las ramas, es directo y seguro de si mismo, aunque en esta ocasión el inspector
no pasa por su mejor momento al estar reciente el fallecimiento de su madre,
algo de lo que todavía no se encuentra recuperado del todo. Así, mientras se dedica a desenmascarar al
asesino en una historia que por momentos se lo pone difícil a todo el equipo,
Monfort nos va a ir dejando un rastro gastronómico, musical y también turístico
por Castellón y la provincia.
Flores
muertas es una de esas historias que te atrapa desde las primeras páginas. Se
nota en toda la novela ese conocimiento del mundo musical al que el escritor
perteneció en el pasado, y lo usa de un modo hábil y continuo para mantener un
ritmo en constante aumento. Desde los primeros capítulos se nos presenta un
sospechoso que tiene todas las papeletas para ser el causante de la muerte del líder
de la banda musical. Junto a este sospechoso aparecerán en escena otros
personajes: los miembros de la banda, la novia del muerto o Robert Calleja, un
nuevo agente de la policía científica que se une al equipo con un especial
sentido del humor que además nos dejará alguna sonrisa. Entre todos tejerán una
entramada historia que Monfort deberá esclarecer para descubrir si la muerte por
sobredosis del cantante del grupo Bela & Lugosi, que no se drogaba, es o no
un asesinato y no lo va a tener nada fácil.
La
historia principal, la de la investigación propiamente, está contada por un narrador
omnisciente y una segunda historia narrada en primera persona nos descubrirá
unos acontecimientos muy duros ocurridos en el pasado y que al final confluirán
como no puede ser de otra manera cerrando esta interesante novela.
A
estas alturas y con la trayectoria que ya conocemos del inspector Monfort y de
su compañera Silvia solo puedo comentar que es una novela que no defrauda en ningún
momento, que mantiene la coherencia tanto en la trama como en los personajes y
que logra captar la atención del lector desde el principio.
Julio
C. Cano ha vuelto a crear una novela con las dosis justas de intriga, emoción y dureza.
El
Autor:
Julio
César Cano (1965, Capellades, Barcelona) empezó a escribir después de
trabajar durante años como músico y mánager de grupos.
Es conocido, sobre todo, por su serie del
emblemático inspector Monfort, ambientada en Castellón, donde el autor vive
actualmente con su familia. Flores muertas es el cuarto caso, que
sigue a Asesinato en la plaza de la Farola, Mañana, si Dios y el
diablo quieren y Ojalá estuvieras aquí. Esta novela es, además,
un homenaje al mundo de la música.
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