Cuando nadie nos ve, de Sergio Sarriá


Sinopsis:
Comienza la Semana Santa en Morón de la Frontera (Sevilla). Lucía Gutiérrez, sargento de la Guardia Civil, tiene una reunión de emergencia con la alcaldesa del pueblo, debido a varios incidentes que relacionan a jóvenes costaleros con el consumo de drogas. A poco de montar un operativo de vigilancia, se descubre un caso de suicidio: Antonio Jiménez, conductor del autobús escolar de Morón, ha aparecido muerto en su vivienda, tras abrirse las tripas a la manera del harakiri japonés. Y al día siguiente, unos padres denuncian la
desaparición de su hijo Álex, de siete años. No va a ser una Semana Santa cualquiera y, aunque no lo parezca, hay una siniestra relación entre todos estos acontecimientos.

Reseña:
Arriesgada apuesta la de Sergio Sarriá al situar la acción de este thriller costumbrista en plena semana santa de Sevilla. Hay que tener valor, pero el caso es que además el asunto le ha quedado de lujo. 

Estamos ante una novela de esas que si ya empiezan bien, apretando las clavijas al lector desde las primeras páginas, en este caso con un suicidio al más puro estilo japonés, es de las que te va empujando a leer páginas y páginas mientras la acción se va tornando cada vez mas ágil e interesante. Eso sí, dosificando la información disponible para que no nos adelantemos a la trama.

Ambientado en Morón de la Frontera, donde se ubica la base militar americana y en plena semana santa, la sargento de la Guardia Civil, Lucía Giménez, una mujer  de fuertes convicciones, y a ratos,(muchos) bastante mala leche y que arrastra una convivencia difícil con su hija adolescente y su suegra enferma de Alzheimer, deberá poner orden en este pueblo y descubrir que está ocurriendo con esos costaleros que de pronto sufren ataques y alucinaciones o el secuestro de un niño, todo eso sin ceder a las presiones  en la comisaria y sobrellevar como puede el tener unos subordinados en los que a veces no se encuentra nada de motivación. Sobre todo con María, que es agente “por tradición” y que a lo largo de la investigación y con el apoyo de Lucía encontrará una buena motivación y será uno de los personajes más interesantes y sobre todo clave para la resolución del caso

Una historia con dos ambientes y personajes bien diferenciados, por un lado la vida dentro de la base militar americana  donde todo se rige por las normas estadounidenses y de otro lado la vida rural y costumbrista de los habitantes de este pueblo que además vive con fervor la tradicional semana santa.
Lejos de esos detectives o agentes de policía que dejan de tener vida cuando están inmersos en un caso, Lucía no puede dejar de lado su vida familiar en la que la relación con su hija atraviesa  ese momento en que la adolescencia es el eje en el que todo gira, a ello se suma la enfermedad de su suegra a la que no pueden quitarle mucho el ojo de encima pese a tener una cuidadora.

Así, Lucía, ha de manejar todas las pistas de los casos que en el transcurso de la semana santa se suceden en este pequeño pueblo y lidiar con la convivencia casi inexistente en su familia. Esta es quizás la clave de que la empatía con este personaje sea positiva desde el inicio de la novela, además de ir conociendo poco a poco que es lo que le ocurrió en el pasado a su marido, algo que la tiene en cierto modo atada.

Lo que parecen casos relacionados con la droga van a destapar algo mucho más sórdido y preocupante, llevando a Lucía y sus compañeros de investigación a ponerse al límite para descubrir quien se encuentra detrás de los sucesos y luchar incluso contra las instituciones.

Una trama bien planteada, con varios frentes abiertos desde el principio y un punto en el que todos  se unirán, dando a la acción un ritmo constante que ya a la mitad del libro te lleva sin parangón hasta el final.
Es en resumen una novela de fácil lectura, muy bien ambientada en ese mundo particular que es la semana santa, y donde los personajes se mueven con soltura por la trama, creando algunos momentos memorables, con un fino hilo de humor irónico a lo largo de la novela, y que se completa con un final trepidante y bien resuelto.


El autor:
Sergio Sarria (Málaga, 1979) es guionista y escritor. Estudió Comunicación Audiovisual en la Universidad de Málaga y Fotografía en el City College of Bristol (Inglaterra). Después de varios años trabajado en prensa, en 2005 realizó el Máster en Creatividad y Guiones de Televisión de la Universidad Rey Juan Carlos (Madrid). Es miembro de la Junta Directiva del sindicato de guionistas ALMA.
Su primera novela fue El hombre que odiaba a Paulo Coelho (La Esfera de los Libros, 2016), una comedia sobre la crisis de los cuarenta en clave de thriller cuya adaptación a serie de televisión — realizada por el propio autor— se encuentra en desarrollo.
Además, ha sido coordinador de guion de El intermedio (La Sexta), programa con el que consiguió tres premios de la Academia de la Televisión al «Mejor Equipo de Guion», un premio Ondas y un TP de Oro, entre otros. Desde 2017 trabaja haciendo ficción y ha sido guionista de la serie de Joaquín Reyes y Ernesto Sevilla Capítulo 0 (Movistar), así como de Malaka, un thriller que actualmente se está rodando en Málaga

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