Todos estábamos vivos, de Enrique Llamas

 Sinopsis:

Los más modernos de la capital se acicalan para asistir a un concierto en la Escuela de Caminos de la Universidad Politécnica, que con el tiempo se convertirá en un hito al ser considerado como el comienzo de la Movida Madrileña. Nadie quiere perdérselo: allí estará la joven Adela, hija de una actriz retirada y un marqués; Diana, que tiene oscuros tratos con siniestros personajes que la buscan por toda la ciudad; Teo, el novio de ésta, que aspira a consagrarse como el cantante de moda y Ric, novio de Aldo, el chico para todo que arregla tuberías atascadas.

Al concierto también acudirá Siberia; esa diosa punk que brilla con luz propia y parece atraer a todos y todas. La mañana del día siguiente ya nada será igual: uno de ellos aparecerá muerto en un portal del barrio de Malasaña y todos, de alguna manera, habrán perdido parte de su inocencia.

Opinión:

Se atreve Enrique Llamas, nacido a finales de los ochenta, a escribir una novela ambientada en la famosa Movida, ese movimiento musical y cultural que surgió en Madrid en esa década y lo hace con tanto acierto que he terminado de leerla con la piel erizada y el corazón encogido.

Una historia dura y realista de una época que ahora con el paso del tiempo está un poco idealizada y que sorprende casi más que lo que cuenta por la manera de contarlo. Y es que el autor juega con los tiempos en los que se desarrollan los acontecimientos con una estructura que al principio te descoloca pero luego te sumerge de lleno en un juego narrativo del que sale airoso una vez más.

Este libro rescata del olvido a los que se quedaron por el camino, aquellos a los que cada papelina de heroína les robaba un sueño, a los que el SIDA les secuestraba los amigos, aquellos que aun con la democracia en pañales y la vista puesta en Europa no supieron, o no pudieron, subirse a ese escenario en el que todo era posible. Porque Adela, Diana, Aldo, Ric y Teo eran miles en esa España que comenzaba a tener luz, pero que también afrontaba una crisis económica y social, que burlaría los sueños y el futuro de tantos jóvenes que se la jugaban a diario sin saberlo en los portales o en los parques donde se creían los reyes del mundo porque eran transgresores y modernos.

Podría extenderme mucho con todo lo que esa década trajo y sobre todo con lo que dejó, pero mejor quedarnos con esta historia de unos chicos que en ese Madrid convulso culturalmente, de fanzines y hombreras, de laca y de chaquetas de cuero estuvieron a punto de convencerse a si mismos de que eran felices y en los que la idea principal era que había que vivir deprisa costase lo que costase.

Cinco personajes, que parece el número ideal de una pandilla, le bastan al autor para contar una historia en la que descubrimos el lado oscuro de las relaciones, los celos, la manipulación de los sentimientos, y sobre todo la búsqueda de futuro. También hay tiempo para contar acerca de las relaciones siempre difíciles entre padres e hijos, de la homosexualidad, de la distancia social y económica entre clases, de la situación cada vez con más derechos y libertades que iba adquiriendo la mujer, aunque aún quedara tanto camino por recorrer.   

Y si hay algo presente en toda la novela sin duda es la música, no puede ser de otra manera tratándose de la Movida madrileña. Con el concierto homenaje a Canito, fallecido en accidente de tráfico, se despliega una gran cantidad de referentes musicales durante todas las páginas, así encontramos referencias  a Los Secretos, Mermelada, Tos, Aviador Dro y de forma más velada a otros grupos que destacaron en la movida y que podrás descubrir leyendo la novela, al igual que un puñado de homenajes literarios que el autor desvela, por si no nos hemos dado cuenta, al final del libro.

En menos de 300 páginas tenemos ante nosotros una radiografía certera de la década ochentera en la que conforme se acerca el final del libro se va tornando cada vez más duro hasta dejarte, como he dicho al principio, con la piel erizada y el corazón encogido, pero a la vez consciente de haber leído uno de los libros que mejor ha retratado esta época, lejos de esa idealización que ahora solo vemos en los programas de refritos y que lo hace desde un punto de vista certero y maduro, en el que se nota que hay un buen trabajo documental y sobre todo mucho respeto al acercarse a esta época dorada del pop español.


El autor:

Enrique Llamas nació en Zamora en 1989, y a los diecisiete años se trasladó a Madrid, donde reside actualmente, para estudiar Ciencias de la Información. Tras formarse en el mundo de la radio en programas de contenido cultural, se ha especializado en el mundo de la comunicación de las artes visuales. Colabora habitualmente en diversos medios realizando entrevistas y escribiendo sobre literatura y teatro, y continúa muy ligado al ámbito universitario coordinando encuentros literarios entre escritores y estudiantes. Por "Los Caín", un thriller rural publicado por AdN, recibió el premio Memorial Silverio Cañada 2018 al mejor debut de novela negra. "Todos estábamos vivos" es su segunda obra.

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