Poli, de Valentin Gendrot

 Sinopsis:

Por primera vez, un periodista se infiltra en la policía para denunciar la cultura de violencia y abusos.

¿Qué sucede tras los muros de una comisaría? Para responder a esta pregunta, el periodista francés Valentin Gendrot decidió infiltrarse en la policía. Hizo un curso de tres meses, una formación abierta a todos los menores de treinta años tras la cual se permite llevar arma reglamentaria y vestir el uniforme. Así de fácil. 

Después de obtener el título de policía auxiliar y pasar quince meses destinado en un hospital psiquiátrico, por fin empieza a trabajar en una comisaría: la del distrito 19, una de las zonas más conflictivas de París. 

Valentin Gendrot nos revela hasta el último detalle de lo que vive allí: las precarias condiciones en las que trabajan las fuerzas de seguridad, el suicidio de un compañero, el racismo de algunos agentes, los errores que cometen, la violencia con los presos y los inmigrantes, los encubrimientos entre los policías… 

Gendrot ha abierto una puerta que nunca antes había cruzado nadie y el resultado es Poli, un libro que ha conmocionado a Francia.

Reseña:

Termino este libro con un sabor agridulce. No conocía este sistema francés de poder acceder a una policía de bajo coste, con poca preparación, sin pasar rigurosos controles sobre todo psicológicos, que hace que sea posible un juego peligroso en el que cualquiera puede acceder a un arma con total legitimidad y lo que es peor, hacer uso de ella amparado en su condición.  

El periodista Valentin Gendrot es un experto en infiltrarse en empresas, ya lo hizo en Lidl y en Toyota, para luego contarlo en sus libros. Ahora se infiltra en la policía francesa pero en lo que ellos llaman Adjunto de seguridad (ADS) o auxiliar de policía, el rango mas bajo en el estamento policial francés.

En Poli, el autor contará su experiencia desde las pruebas de acceso, la formación durante tres meses de academia, su posterior destino a un hospital psiquiátrico, hasta llegar a su esperado destino, una comisaría en el distrito 19 de París.

Durante este tiempo Valentin será testigo pero también parte implicada en asuntos de violencia y abuso policial, verbal y físico, vivirá el suicidio de uno de sus compañeros y conocerá de primera mano las condiciones en las que trabajan los policías franceses, casi siempre faltos de medios y con escasa atención a sus peticiones por parte de sus superiores.

Ahora bien, si para poder documentar un trabajo periodístico, siendo policía al fin y al cabo, es capaz de dejar pasar esos abusos policiales, de mentir incluso en un informe oficial y de mirar hacia otro lado cuando las cosas no son realmente como deberían ser, pues es que realmente algo falla y en esa denuncia, que viene a ser este libro, él queda incluido también.

Este libro, de lectura muy rápida , con capítulos cortos pero certeros, queda a medio camino entre un diario y un trabajo periodístico, en el que el autor aporta pocos  datos y estadísticas, los cuales hubieran servido para tener una visión más global del problema, y en el que desgrana el día a día en su trabajo como ADS reflejando de manera directa y sin tapujos las incontables ocasiones en los que la policía se excede en sus funciones. Realmente hay algunos capítulos muy duros y violentos en los que el racismo, las vejaciones e incluso el maltrato físico son la rutina diaria.

He echado en falta quizás una mirada algo más profunda hacia el lado de las víctimas y también sobre la motivación que lleva a sus compañeros a ejercer este tipo de conductas que según el autor, aunque no son realizadas por la mayoría de los agentes, bien es cierto que acaban contaminando al resto, y sepultando bajo capas de ilegalidad la labor de servicio y protección que de verdad realiza la policía. En Francia y en cualquier sitio.


El autor:

Valentin Gendrot es un periodista francés, originario de la región de la Bretaña. Después de licenciarse en Periodismo, trabajó en prensa local y emisoras de radio y llevó a cabo varios reportajes de investigación en los que se infiltró en distintas empresas, como Toyota o Lidl.

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